"Noé asombra, y su "aparente simplicidad" es quizá su mejor baza [...].El Génesis se traslada a la gran pantalla no como una historia religiosa [...] sino como lo que el arte demanda: una aventura épica"
Director: Darren Aronofsky
Reparto: Russell Crowe, Jennifer Connelly, Emma Watson, Anthony
Hopkins, Ray Winstone, Logan Lerman, Nick Nolte
País: Estados Unidos
Duración: 137 min
Género: Aventuras
Género: Aventuras
Puntuación: *** (Buena)
Sinopsis
Después de que Caín matara a su hermano Abel, dos linajes pueblan la
Tierra. El que viene de Caín es poco respetuoso con la naturaleza, son
carnívoros y tienen en muy poca estima la vida humana. Mientras que los
descendientes de Set, de los que quedan sólo unos pocos, se alimentan de
plantas y sí tienen conciencia de que deben cuidar la creación. Noé, uno de
ellos y patriarca de una familia, tiene una visión. Dios le anuncia la
destrucción del mundo y le encomienda la construcción de una gran arca donde
habrá parejas de todas las especies animales y que albergará también a su
familia.
(DeCine21)
Análisis
Todo aquel que se haya empapado de la tradición cultural judeocristiana, sea o no un ferviente religioso, conoce la historia de Noé y del Diluvio Universal, y por ello no le debería resultar extraña la trama de la película. No obstante, sería estúpido quien negase la posibilidad de asombrarse ante un film semejante, al igual que quien decidiese criticar la aparente simplicidad del argumento. Noé asombra, y su "aparente simplicidad" es quizá su mejor baza. ¿Qué nos asombra? En primer lugar, el hecho de que la archiconocida historia que todos hemos imaginado, cobre vida más allá de nuestras mentes. Asombra la majestuosidad de la creación, los frondosos bosques y la inmensidad del océano. Asombra la decadencia del ser humano, el nivel de degradación que puede alcanzar y la soberbia con que se dirige a Dios. Asombra Noé. Russell Crowe construye un líder, una bandera que señala el camino hacia el futuro. Construye un hombre, que no obedece a Dios con los ojos vendados ni gracias a una fe irracional; el protagonista duda, teme, y el espectador es consciente de ello.
¿Qué más nos asombra? Todo lo anterior no sería posible sin una delicada fotografía, muy luminosa y colorida. Hay un esfuerzo por destacar la bondad del ser humano, plasmada sobre el paisaje, en contraste con los tonos grises que acompañan la barbarie. Del mismo modo, la banda sonora conjuga perfectamente con lo narrado en pantalla, tanto en los momentos dramáticos como en los descriptivos. Porque el film contiene de todo, y si es cierto que el director se recrea en pintar concienzudamente un cuadro de la belleza de la creación, también es cierto que no escatima recursos en plasmar secuencias de tensión, ni tampoco se queda corto en la expresividad de los personajes. Todos alcanzan su culmen dramático, y sus sentimientos y modos de pensar terminan por explotar de un modo u otro.
Regresemos ahora a la "aparente simplicidad" de la trama. Porque la pregunta que ronda más de una cabeza debe ser, ¿es Noé una película religiosa? ¿Está el guión enteramente extraído de la Sagrada Biblia? Lo cierto es que no. El director se basa en las Sagradas Escrituras, desde luego, pero añade multitud de rasgos y elementos dramáticos que no se contemplan en la Biblia. El Génesis se traslada a la gran pantalla no como una historia religiosa (que es lo propio de la Biblia) sino como lo que el arte demanda: una aventura épica. Porque por encima de todo es un film de aventuras, en el cual un personaje recibe una misión que debe cumplir superando una serie de obstáculos. Eso sí, se llevan la palma una especie de ángeles caídos, los "vigilantes", que parecen haber sido diseñados con el mismo software que los transformers.
Así, un arranque de tintes bíblicos nos sitúa en el meollo del contexto, para más tarde dar protagonismo a la espléndida cuadrilla de personajes. El esmero con que ha sido dibujado cada uno de ellos nos ofrece una visión de la complejidad del corazón del hombre, donde la bondad y el mal se hallan constantemente. No obstante, el antagonista resulta arquetípico, y cierto abuelo-ermitaño de las montañas no es del todo verosímil. En cuanto al rodaje, un estilo clásico, de planos sobrios y encuadres sencillos, permite seguir la historia amablemente, sin ninguna dificultad y manteniendo la emoción hasta el último suspiro. Porque aunque todos sepamos cómo va a terminar (quienes conocemos la tradición judeocristiana), ello no impedirá que la tensión esté presente hasta el final, ni que nos dejemos empapar por la monumentalidad del diluvio. Y es que a pesar de que el aforo del arca es limitado, hay hueco para los amantes de las aventuras épicas.
¿Qué más nos asombra? Todo lo anterior no sería posible sin una delicada fotografía, muy luminosa y colorida. Hay un esfuerzo por destacar la bondad del ser humano, plasmada sobre el paisaje, en contraste con los tonos grises que acompañan la barbarie. Del mismo modo, la banda sonora conjuga perfectamente con lo narrado en pantalla, tanto en los momentos dramáticos como en los descriptivos. Porque el film contiene de todo, y si es cierto que el director se recrea en pintar concienzudamente un cuadro de la belleza de la creación, también es cierto que no escatima recursos en plasmar secuencias de tensión, ni tampoco se queda corto en la expresividad de los personajes. Todos alcanzan su culmen dramático, y sus sentimientos y modos de pensar terminan por explotar de un modo u otro.
Regresemos ahora a la "aparente simplicidad" de la trama. Porque la pregunta que ronda más de una cabeza debe ser, ¿es Noé una película religiosa? ¿Está el guión enteramente extraído de la Sagrada Biblia? Lo cierto es que no. El director se basa en las Sagradas Escrituras, desde luego, pero añade multitud de rasgos y elementos dramáticos que no se contemplan en la Biblia. El Génesis se traslada a la gran pantalla no como una historia religiosa (que es lo propio de la Biblia) sino como lo que el arte demanda: una aventura épica. Porque por encima de todo es un film de aventuras, en el cual un personaje recibe una misión que debe cumplir superando una serie de obstáculos. Eso sí, se llevan la palma una especie de ángeles caídos, los "vigilantes", que parecen haber sido diseñados con el mismo software que los transformers.
Así, un arranque de tintes bíblicos nos sitúa en el meollo del contexto, para más tarde dar protagonismo a la espléndida cuadrilla de personajes. El esmero con que ha sido dibujado cada uno de ellos nos ofrece una visión de la complejidad del corazón del hombre, donde la bondad y el mal se hallan constantemente. No obstante, el antagonista resulta arquetípico, y cierto abuelo-ermitaño de las montañas no es del todo verosímil. En cuanto al rodaje, un estilo clásico, de planos sobrios y encuadres sencillos, permite seguir la historia amablemente, sin ninguna dificultad y manteniendo la emoción hasta el último suspiro. Porque aunque todos sepamos cómo va a terminar (quienes conocemos la tradición judeocristiana), ello no impedirá que la tensión esté presente hasta el final, ni que nos dejemos empapar por la monumentalidad del diluvio. Y es que a pesar de que el aforo del arca es limitado, hay hueco para los amantes de las aventuras épicas.
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