Año: 2014
Director: Morten Tyldum
Reparto: Benedict Cumberbatch, Keira Knightley, Mark Strong, Charles Dance, Matthew Goode, Matthew Beard
País: Reino Unido
Duración: 115 min
Género: Drama
Puntuación: **** (Muy buena)
Sinopsis
Biopic sobre el matemático británico Alan Turing, famoso por haber descifrado los códigos secretos nazis contenidos en la máquina Enigma, lo cual determinó el devenir de la II Guerra Mundial (1939-1945) en favor de los Aliados. Lejos de ser admirado como un héroe, Turing fue acusado y juzgado por su condición de homosexual en 1952. [Filmaffinity]
Análisis
Simplemente maravillosa, un homenaje más que digno a la figura del matemático Turning gracias a un Benedict Cumberbatch que borda su papel dejándonos sin palabras. Sin necesidad de caer en clichés ni emotivismos, la película nos narra una historia real que pedía a ser gritos ser contada. Una historia del mejor suspense, de tensión, de espías e investigaciones, a la vez que retrata la sociedad británica de los años 40s de un modo asombroso y realiza una denuncia social que chirriará en determinadas sensibilidades.
El director noruego -que hasta entonces solo había rodado tres cintas en su tierra natal- construye minuciosamente una obra de ingeniería que no flaquea en ningún instante. El montaje juega un papel fundamental en el desarrollo de la trama, con continuos flashbacks y avances hacia el futuro, que sin embargo no distraen ni ralentizan la historia. Al contrario, la hacen avanzar y nos permiten conocer mejor a nuestro protagonista: un hombre que no encajaba en su mundo. A pesar de las penalidades que padece, tampoco resultará extraño el no sentir lástima por Turning en determinados momentos: su soberbia, rigidez y falta de empatía le convirtieron en una persona de difícil trato. Pero humano, no obstante, y la película transmite su mundo interior con precisión de cirujano.
Por su parte, Keira Knightley también nos regala una interpretación de altura, y supone un complemento perfecto para nuestro matemático. La recreación en la Inglaterra de 1940s es magnífica, en las calles, el vestuario y la música (por supuesto, sonará Glen Miller). El film también sabe jugar con imágenes reales de la guerra y de personajes históricos, que intercala a lo largo de la trama para dar mayor sensación de veracidad. ¿De duración? La justa. Los minutos se evaden de un plumazo, como el humo de los continuos cigarrillos del compañero de Turning.
Una película brillante, perfectamente narrada y con todo un lujo de secundarios. La 2ª Guerra Mundial sirve de marco a una apasionante historia de suspense sobre espías y códigos secretos, y el espectador sufrirá la tensión de jugar contrarreloj por descifrar los mensajes alemanes. Sin duda, cuenta con sobradas papeletas de cara a los oscar. Turning solo hablaba de números, combinaciones, datos y estadísticas, pero The Imitation Game es mil veces más que todo aquello: es el vivo retrato de un alma como la suya.
El director noruego -que hasta entonces solo había rodado tres cintas en su tierra natal- construye minuciosamente una obra de ingeniería que no flaquea en ningún instante. El montaje juega un papel fundamental en el desarrollo de la trama, con continuos flashbacks y avances hacia el futuro, que sin embargo no distraen ni ralentizan la historia. Al contrario, la hacen avanzar y nos permiten conocer mejor a nuestro protagonista: un hombre que no encajaba en su mundo. A pesar de las penalidades que padece, tampoco resultará extraño el no sentir lástima por Turning en determinados momentos: su soberbia, rigidez y falta de empatía le convirtieron en una persona de difícil trato. Pero humano, no obstante, y la película transmite su mundo interior con precisión de cirujano.
Por su parte, Keira Knightley también nos regala una interpretación de altura, y supone un complemento perfecto para nuestro matemático. La recreación en la Inglaterra de 1940s es magnífica, en las calles, el vestuario y la música (por supuesto, sonará Glen Miller). El film también sabe jugar con imágenes reales de la guerra y de personajes históricos, que intercala a lo largo de la trama para dar mayor sensación de veracidad. ¿De duración? La justa. Los minutos se evaden de un plumazo, como el humo de los continuos cigarrillos del compañero de Turning.
Una película brillante, perfectamente narrada y con todo un lujo de secundarios. La 2ª Guerra Mundial sirve de marco a una apasionante historia de suspense sobre espías y códigos secretos, y el espectador sufrirá la tensión de jugar contrarreloj por descifrar los mensajes alemanes. Sin duda, cuenta con sobradas papeletas de cara a los oscar. Turning solo hablaba de números, combinaciones, datos y estadísticas, pero The Imitation Game es mil veces más que todo aquello: es el vivo retrato de un alma como la suya.
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