jueves, 22 de agosto de 2013

EL LLANERO SOLITARIO






Año: 2013
Director: Gore Verbinski
Reparto: Armie Hammer, Johnny Depp, Tom Wilkinson, William Fichtner, Ruth Wilson, Helena Bonham Carter, James Badge Dale
Género: Aventuras, ¿western?
País: Estados Unidos
Duración: 149 min.
Puntuación: 5/10







Sinopsis

1869. El joven fiscal John Reid llega a un pueblo de Oeste, en Texas, lugar inhóspito, con la amenaza constante de los indios –ahora en paz inestable con el hombre blanco–, en auge gracias a la construcción del ferrocarril gracias al poderoso Sr. Cole. En el mismo tren viajan arrestados el asesino Butch Cavendish y el comanche Tonto, que van a ser juzgados. Pero antes Cavendish va a escapar, mientras que Reid y Tonto van a formar por casualidad un tándem que salvará la vida de milagro tras el accidente del tren. Una vez en el pueblo Reid contactará con su hermano Dan, hombre de acción que trabaja como Ranger para desgracia de su joven esposa Rebecca. John marchará con su hermano en busca del asesino fugado y de su banda, pero caerán en una sangrienta emboscada...
[Extraída de DeCine21]



Análisis

Mentalizarse es la palabra clave que ayudará a disfrutar de esta película. ¿Mentalizarse de qué? De que no es un título serio, de que no va dirigido al público adulto y de que Johnny Deep es como es, y punto. Quien espere presenciar un western crepuscular, una historia épica de sheriffs y forajidos, de indios flemáticos o de leales confederados, por favor que se abstenga. Evitará una decepción y su salud cinematográfica no se verá perjudicada, porque nada de eso se halla presente en “El llanero solitario”. Nada.


Porque el responsable de esta película no es Sergio Leone, ni Henry Hataway, ni tampoco Howard Hawks, sino el mismo equipo que produjo “Piratas del Caribe”. Con esto ya queda todo dicho. Aunque el título que nos atañe es “El llanero solitario”, quizá convenga arrojar un par de pinceladas sobre la mencionada cinta de piratas. ¿Fue “Piratas del Caribe” una mala película? No, ni mucho menos. Una fórmula completamente original revolucionó el género de aventuras, ganándose al público infantil (yo fui uno de ellos) y cautivando a los adultos. El desparpajo de Jack Sparrow, los duelos con espada, las batallas navales, el misterioso capitán Barbosa y la hermosa Elisabeth Swam componían un guión medido al milímetro. Un guión que mezclaba las aventuras y el suspense con los gags más ingeniosos, el cinismo, el ridículo e incluso relatos de amor y de amistad. Curiosa combinación. Excelente combinación. Una combinación que contó con una inesperada segunda parte. Y una tercera, y después una cuarta. Quizá haya quinta. Y los gags se hicieron repetitivos e insoportables, los personajes cada vez más excéntricos y la historia mediocre e insulsa. La calidad del producto “Piratas del Caribe” descendió. Y mucho.


Ahora, el director ha trasladado aquella fórmula (exitosa en su momento) al salvaje oeste. Literalmente. Mismos gags, mismos personajes maniáticos y mismo estilo de guión: uno puede esperar cualquier cosa. Y la fórmula no funciona por dos motivos: el modelo ya es cansino, repetitivo y visto hasta la saciedad, y el western es un género sagrado, intocable, con unos cánones bien definidos que merece la pena respetar. Y en este caso, no se han respetado. El director se ha saltado todas las reglas, a lomos del caballo blanco que una y otra vez recorre los paisajes durante la película.

El guión no está trabajado: chirría, y es incongruente. No se puede filmar una secuencia seria y sanguinaria (quizá para atraer de malas maneras al público adulto) para después mostrar a Johnny Deep realizando una estupidez. El propio arranque no encaja, está sacado de contexto. Fruto de él vienen una serie de interrupciones que solo contribuyen a distraer. Así, cuesta adentrarse en la trama. Una trama a la cual le vienen grandes los 150 minutos de duración. 



¿Puntos positivos? Aunque se eche de menos una banda sonora propia de Hans Zimmer, la música agradable, con temas populares del lejano oeste. Los dos protagonistas forman una pareja simpática, vistosa, a pesar de que no esté secundada por grandes interpretaciones. Y siempre se agradece contemplar un estupendo plano del paisaje tejano, quizá en homenaje a John Ford. Del mismo modo que el modo de actuar de los indios posiblemente honre a Sam Peckinpah. Por tanto, si uno todavía disfruta de la tediosa fórmula de “Piratas del Caribe”, adelante: pasen y vean. De lo contrario, introduzca en el DVD de casa un western de los clásicos. Aquí no lo encontrará.     

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