sábado, 28 de diciembre de 2013

LA VIDA SECRETA DE WALTER MITTY

"Un film inteligente, capaz de conmovernos y que, sin embargo, no comete el error de caer en sensiblerías. Una fábula que [...] es, por encima de todo, una comedia. Y como tal, cumple a la perfección"







Año: 2013
Director: Ben Stiller
Reparto: Ben Stiller, Kristen Wiig, Adam Scott, Patton Oswalt, Shirley MacLaine, Kathryn Hahn, Sean Penn, Finise Avery, Joey Slotnick, Toshiko Onizawa, Adrian Martinez
Género: Comedia
País: Estados Unidos
Duración: 110 min
Puntuación: **** (Muy buena)





Sinopsis 

Walter Mitty es el editor fotográfico de una revista. Con regularidad, se toma unas vacaciones mentales y se evade de su aburrida existencia desapareciendo en un mundo de fantasías iluminado por un gallardo heroísmo, amores apasionados y constantes triunfos sobre el peligro. Pero cuando Mitty y su compañera de trabajo, a la que adora en secreto, se ven en auténtico peligro de perder sus empleos, Walter debe hacer lo inimaginable: pasar a la acción embarcándose en un viaje alrededor del mundo. 
(Labutaca.net)

Análisis

Un auténtico regalo navideño. Dicho en una sola frase, “La vida secreta de Walter Mitty es la historia de un hombre: Walter. Inseguro, tímido, atrapado en una asfixiante monotonía y, aparentemente, sin ambiciones. Un hombre capaz de imaginarse las situaciones más inverosímiles, cuando a la vez ha dejado de soñar. Realidad que queda clara desde el arranque: solo, frente a un ordenador, vacila si hacer click o no. Soberbio. A partir de allí, su vida padecerá las más insólitas aventuras (y desventuras). A partir de allí, Walter replanteará su vida, luchará contra sus miedos y volverá la vista atrás. A partir de allí, evolucionará.



La historia de Walter da origen a una película sencilla de ver, amable, tierna. Un film inteligente, capaz de conmovernos y que, sin embargo no comete el error de caer en sensiblerías. Una fábula que nos descubre nuevos paisajes, nos presenta los más pintorescos personajes y nos invita a contemplar. Así, la paleta de colores cálidos termina por inundar la fría atmósfera del arranque, y permite al espectador recrearse en la fotografía. Desde luego, es la mejor cinta que ha dirigido Ben Stiller, con diferencia. Ayudado por un guión bastante sólido, da forma a la trama mediante un estilo clásico, ameno, que en absoluto carga al espectador. Es más, este no perderá la sonrisa.

Porque a pesar de la sucesión de aventuras y la psicología del personaje, “La vida secreta de Walter Mitty” es, por encima de todo, una comedia. Y como tal, cumple a la perfección, aun a costa de que ciertos gags resulten excesivamente facilones. El reparto principal está debidamente escogido, aunque la interpretación de algunos secundarios deja una sensación un tanto pobre. Shirley McLaine da vida a la afectuosa madre del protagonista, y es agradable ver a Sean Penn sacando fotos con cierta filosofía.

Para los nostálgicos, resultan curiosas las reflexiones que deja el film en torno a los medios de comunicación tradicionales, frente a las imparables revoluciones tecnológicas. Las revistas de papel e internet, las cámaras de revelado y las digitales… Todo ello afecta a los puestos de trabajo, y en ocasiones nos impide disfrutar de nuestra realidad y la naturaleza.



jueves, 19 de diciembre de 2013

EL HOBBIT: LA DESOLACIÓN DE SMAUG


"La desolación de Smaug es un film del que uno puede disfrutar, y mucho. [...] Sin embargo, [...] carece de ese toque de humanidad. [...] Puro espectáculo, sin duda, y muy buen espectáculo. "



Año: 2013
Director: Peter Jackson
Reparto: Martin Freeman, Ian McKellen, Richard Armitage, James Nesbitt, Aidan Turner, Graham McTavish, Jed Brophy, Luke Evans, Benedict Cumberbatch, Stephen Hunter, Ken Stott, Evangeline Lilly, Orlando Bloom, Cate Blanchett, Stephen Fry
Género: Aventuras
País: Estados Unidos
Duración: 160 min.
Puntuación: 7/10





Sinopsis 

El hobbit: La desolación de Smaug retoma a los protagonistas, el hobbit Bilbo Bolsón, y sus acompañantes, que tras escapar de Azog, rey de los orcos de Moria, continúan su viaje hacia Erebor, para enfrentarse al dragón Smaug y recuperar el tesoro y el hogar que antaño perteneció al pueblo enano. Para llegar hasta allí se impone atravesar el Bosque Negro, hogar de los elfos silvanos, cuyo monarca, Thranduil, muestra un especial desprecio hacia los enanos. (DeCine21)

Análisis

Si resultó inevitable que emergiesen comparaciones entre la primera entrega de El Hobbit El señor de los anillos, en esta ocasión la lupa está puesta por partida doble. En primer lugar, ¿está a la altura de El Hobbit? Y para más inri, ¿mantiene el espíritu que inspiró El señor de los anillos? Preguntas legítimas, desde luego, pero cuyo planteamiento puede llevar a no juzgar La desolación de Smaug de manera objetiva y, lo que es peor, privarnos del disfrute de la película. Porque en última instancia, La desolación de Smaug es un film del que uno puede disfrutar, y mucho. Más allá de las tramas fantásticas, el simbolismo entre el bien y el mal y la profundidad de los personajes, las novelas de Tolkien son novelas de aventuras, punto. Y he aquí una película de aventuras, enmarcada en este género tanto aquí como en Japón.



           ¿Qué se le pide a una película de aventuras? Odiseas por vastos paisajes, amistades que se forjan durante el camino, conflicto con otros personajes, acción, suspense… Todo ello aparece en La desolación de Smaug, y con creces. Durante las casi tres horas de metraje, el universo de Tolkien cobra vida en su plenitud: enanos, orcos, humanos y dragones, flechas negras, varas, arpones y dagas… En fin, licencia para soñar. Desde un primer arranque brillante, fabuloso, somos testigos a lo largo de la trama de una sucesión de persecuciones por bosques y ríos, expediciones propias de sherpas, rudos combates y sortilegios mágicos. La apoteosis de efectos especiales también es bastante responsable, sin duda. Por tanto, resultaría extraño (muy, muy extraño) el espectador que abandone su butaca con la sensación de haber tirado tres horas por el retrete.


          Y sin embargo… falta algo en la película, eso es innegable. Los grandes relatos, la épica y el honor han dejado paso a la diversión por la diversión, al “buenismo” y al triunfo innegociable de la empresa protagonista. Hay ficciones que pueden resultar veraces, y realidades que parecen completamente falsas. En esta ocasión, en cambio, la ficción se asemeja irreal. El punto de verosimilitud que concedemos a toda película para que resulte creíble puede rozar lo inadmisible en esta cinta. Carece de ese toque de humanidad, de dinamismo interno por parte de los personajes (quizá también sea culpa de una fotografía demasiado cuidada, que en ocasiones se aleja de la realidad). A causa de ello, esa sucesión –a ritmo cardíaco- de aventuras se antoja difícil englobar en un mismo saco. ¿Hay relación entre la una y la otra? Es obvio que sí (nadie se despistará), pero a la vez no es fácil hallar un nexo común a todas, un espíritu que aglutine de la primera secuencia a la última. Con frecuencia parecen escenas sueltas, colocadas a dedo, sin armonía con la anterior.   

            En resumen, ¿es atractiva la película? Desde luego ¿Entretiene? Sí, y mucho. Pero las grandes verdades que cimentaban las historias de El señor de los anillos han desaparecido por completo. Puro espectáculo, sin duda, y muy buen espectáculo. Pero existe ese resquemor de que no hay nada debajo del envoltorio, de que está hueco, de que Gandalf  “habla por hablar”. ¿Es esto malo? Es distinto, al menos. Habrá que asumir que Jackson no nos ofrece una apocalíptica y moralizante batalla por la Tierra Media, sino la exquisita, cuidada e irracional búsqueda de un dragón.



            
            

martes, 22 de octubre de 2013

EL MAYORDOMO



Año: 2013
Director: Lee Daniels
Reparto: Forest Whitaker, Oprah Winfrey, David Oyelowo, Cuba Gooding Jr., John Cusack, Terrence Howard, Lenny Kravitz, James Marsden, Vanessa Redgrave, Alan Rickman, Liev Schreiber, Robin Williams, Jane Fonda, Clarence Williams III, Mariah Carey
Género: Drama
País: Estados Unidos
Duración: 130 min.
Puntuación: 6/10







Sinopsis 

La historia de la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos, a través de los ojos de Cecil Gaines, que trabajó como mayordomo en la Casa Blanca, desde los días de la presidencia de Eisenhower hasta los de Reagan. El film, a modo de película río, arranca con la niñez de Cecil y el asesinato de su padre, que cultivaba campos de algodón. Una serie de carambolas propician la dedicación profesional de Cecil en ambientes refinados, lo que le empuja a ser considerado para un puesto que le lleva a servir a siete presidentes. Un sueldo razonable –aunque inferior al que perciben sus iguales blancos– le permite sacar adelante a su familia, aunque deberá afrontar el alcoholismo de su esposa Gloria, el activismo político, que no entiende, de su hijo Louis, y la decisión del otro, Charlie, por ir a luchar a Vietnam. (DeCine21)


Análisis

El navío que capitanea Lee Daniels cuenta con una de las mejores tripulaciones enroladas en alta mar durante los últimos años. Rostros conocidos, viejas leyendas y grumetes que apuntan alto. La embarcación es hermosa: el casco y las velas demuestran que hay grandes decorados, el diseño de la cubierta evidencia una cuidada puesta en escena, y la bandera del mástil desvela que el barco no tiene intención de ocultar sus señas de identidad. Toda una declaración de intenciones.

Construida en los astilleros de productoras independientes, la nave generó gran expectación desde que el patrón firmó el contrato. Su botadura concentró a numerosos curiosos en los muelles. ¿Punto de destino? Ni más ni menos que los Óscars, afirmaron algunos. Ambición no faltaba, y más después de los costes de semejante proyecto. Lee Daniels no dudó en ponerse los galones de almirante y navegar altivo y desafiante.

¿Llegó a buen puerto? ¿Cumplió las expectativas? Lamento decir que no. La nave no se hundió gracias a su formidable tripulación, a la resistencia del casco y a la consistencia de las velas. Pero no alcanzó su destino. Es más, se perdió. Como capitán, Lee Daniels no seleccionó un rumbo en cuanto salió del muelle, sino que vagó por las aguas gran parte del metraje a la espera de encontrar un viento de no se sabe qué procedencia. 



¿Cuál es la brújula? ¿Qué dirección pretendía seguir? Un arranque mal planteado (duro, muy duro) es seguido de varias secuencias elaboradas sin ton ni son, a pinceladas sueltas que, ingenuamente, pretenden dar lugar a un cuadro coherente. ¿Qué ofrecen al espectador? ¿Una lucha de esfuerzo y superación personal? ¿Un repaso a la Historia de los Estados Unidos? ¿Una crítica al sistema? ¿Una relación familiar? La película no apunta a un objetivo claro, sino que pretende conjugar todos los elementos en un cóctel muy arriesgado. Así, en líneas generales, el montaje está muy logrado a lo largo de la trama. Algunas secuencias lo agradecen, y poseen real virtuosismo. Otras, adolecen de tanta carga, y flotan a la deriva perdiéndose en remolinos.

Remolinos a donde también cae el tono de la película. ¿Qué registro quiere imprimir el capitán? ¿Qué código de normas regirán su barco? ¿Un sistema férreo, de auténtica disciplina? ¿O por el contrario “buen rollo”? Nunca queda claro. Si en verdad es esa su intención, me parece un tanto cínico que se nos muestre la violencia más desgarradora, el sufrimiento de los maltratados y la hostilidad social acompañados de una curiosa sátira de los presidentes de los Estados Unidos. Es seguro que arrancará risas al espectador, pero resulta de mal gusto. Daniels debería decidirse: filmar un drama neto o apostar por una parodia en toda regla, pero esa mezcla deja un sabor amargo.



La magnitud de los personajes es, sin ninguna duda, lo más destacable de la cinta. Es la tripulación la que se pasea por cubierta, la que arría las velas y la que dispara las salvas victoriosas de los cañones. Una tripulación formada por unos personajes muy bien construidos. Personajes realistas, verosímiles en la sociedad que habitan, con su carácter, sus virtudes y sus defectos. Sus ideales. Unos toman una postura y otros adoptan una actitud diferente. De un modo veraz. Los problemas en el matrimonio, la relación de noviazgo, los miedos ante el futuro, las maneras de resolver las dificultades… De hecho, la relación entre padre e hijo posiblemente sea lo mejor de la película. Una relación basada, como toda la trama, en una historia real. Tiene mérito el trabajo del director por llevar la vida del protagonista a la gran pantalla, a partir de un guión que él mismo elaboró junto a Danny Strong. Así, aunque el guión no esté perfectamente estructurado, es muy digna la ambientación en la época y el repaso acertado de las diferentes modas de la sociedad estadounidense

Por otro lado, ese guión tampoco da con el cierre acertado para la historia que plantea. Un cierre excesivamente políticamente correcto, adulador y con sabor a mitin  en clara armonía con las ideas políticas que pululan hoy en día por los tejados de la Casa Blanca. Da la sensación de que el altivo almirante Lee Daniels no es más que un corsario al servicio de los poderosos en Estados Unidos. Un corsario que no atracará en los gloriosos puertos a donde pretendía llegar, aunque por el camino ha sido capaz de proporcionar una historia de gran interés, donde confluyen unos estupendos personajes, en defensa de la dignidad del hombre. 

viernes, 27 de septiembre de 2013

LEONES POR CORDEROS

 


Año: 2007
Director: Robert Redford
Reparto: Robert Redford, Tom Cruise, Meryl Streep, 
Andrew Garfield, Derek Luke, Michael Peña
Género: Drama
País: Estados Unidos
Duración: 90 min.
Puntuación: 7/10 






Sinopsis
Janine, una veterana periodista televisiva, ha sido requerida para una entrevista en exclusiva por Jasper, un senador republicano con aspiraciones presidenciales. En la conversación a solas de una hora le explica la nueva estrategia contra el terrorismo en Afganistán e Irak que está impulsando. Arian, un soldado negro, y Ernest, un soldado mexicano, amigos desde su época universitaria, participan en esa nueva estrategia, a resultas de la cual quedan atrapados y cercados tras las líneas enemigas talibanes. Estos dos hombres eran de los mejores alumnos de Stephen, profesor de una universidad de Los Ángeles, que alecciona a un brillante pero frívolo pupilo con su ejemplo, para que se tome en serio su formación cara a contribuir en algo en la construcción de la sociedad. (DeCine21)

Análisis

En el año de su estreno, este film de Robert Redford supuso una auténtica sorpresa. Dividió a la crítica: para unos, un título sin sustancia, vacío y anacrónico; para otros, una película valiente, crítica, profunda y que compromete. Ambas posturas estaban de acuerdo en un solo punto que, a la vez, era la causa de su división: “Leones por corderos” no es una película entretenida. Hay guerra, pero no es un film bélico. Hay intrigas políticas, pero no es un thriller. ¿Hay suspense? Ni siquiera. ¿Entonces qué hay?

Personajes. La película se cimenta sobre una serie de personas, cada una con sus sueños y problemas, envueltas en los torbellinos de este mundo. Unos personajes sin planos, otros no. Unos evolucionan, y otras finalizan tal como empezaron. Todos son representativos de nuestra sociedad. Y en su análisis radica la esencia de la película. No tanto en las acciones que emprenden, sino en su mundo interior: sus decisiones, miedos y esperanzas. Su visión del país. La visión que el país tiene de ellos.


Las historias no se cruzan, pero a la vez están íntimamente relacionadas. Todas tienen su mensaje y su carga de profundidad, como demuestra el amplio número de primer planos, algunos inquietantes: a Meryl Streep le remuerde la conciencia en la secuencia del taxi, y el joven estudiante se siente interpelado mientras ve las noticias en el salón de su residencia. Estos son dos personajes que evolucionan, que no son los mismos que nos presentan en el arranque.

Los primeros cinco minutos nos muestran a Meryl Streep como una mujer agobiada, con prisas, muy activa a causa de su trabajo. Prototipo del hombre moderno. Ha cosechado un nuevo éxito, tiene una exclusiva con un senador. Será al final de la trama, después de la vorágine de información y acontecimientos, cuando se siente a pensar.
¿Y el estudiante? Un joven despreocupado, aburguesado, que se conforma con lo que tiene. No se interesa por su mundo, porque solo ve en él complicaciones. Es un hombre escéptico, desencantando, sin ilusión alguna. La charla con su profesor le cambia. Este planta una semilla en su interior, y quizá al final dé su fruto. El profesor es en todo momento sincero, franco y directo. A ojos del estudiante, un idealista, un Quijote. Resulta abrumadora la pregunta: “si al final el resultado es el mismo, ¿cuál es la diferencia?” Con semejante cuestión, el chico ha renunciado a luchar desde el primer momento. La diferencia está en la actitud, en el modo de enfrentarse a la realidad. Algún día rendiremos cuentas, y no será lo mismo responder “no hice nada” que “luché. Fracasé, sí, pero lo intenté”.


¿Fracasar? ¿Fracasar ante qué? Principalmente, ante el poder político-social, erigido en la figura de un Tom Cruise que borda su papel. Su presentación genera desconfianza: un hombre carismático, amable y radiante, preocupado por su pueblo y con la sorprendente intención de hacer un ejercicio de transparencia. Muy turbio. Menos sorprendente es la evolución del personaje: él continúa siendo el mismo que al principio. La misma persona ambiciosa, maquiavélica, que juega con las ilusiones de jóvenes idealistas que sueñan con cambiar su país. Jóvenes que perecen lejos de su casa, fieles a sus convicciones, envueltos en un tablero de ajedrez que mueven la administración y la burocracia.

En fin, a pesar de su atrevido mensaje, “Leones por corderos” no es una obra maestra, desde luego. Plantea numerosas cuestiones, pero es incapaz de ofrecer respuesta ante ellas. Deja un sabor un tanto agrio, de desencanto. Sin embargo, su hora y media de duración quizá sirva para despertar conciencias (que ya es bastante).

lunes, 23 de septiembre de 2013

PRIMERA PLANA



 


Año: 1974
Director: Billy Wilder
Reparto: Jack Lemmon, Walter Matthau, Susan Sarandon, Vincent Gardenia
David Wayne, Charles Durning
Género: Comedia
País: Estados Unidos
Duración: 105 min.
Puntuación: 9/10 








Sinopsis
Chicago 1929. Ewan Williams, convicto del asesinato de un policía, espera en la cárcel el momento de su ejecución. Mientras tanto, en la sala de prensa del Tribunal Supremo, un grupo de periodistas espera el indulto o la confirmación de la sentencia. Hiddy Johnson, el cronista de sucesos del Chicago Examiner, que tendría que cubrir la información, está a punto de contraer matrimonio y abandonar su trabajo; pero Walter Burns, el maquiavélico director del periódico, empeñado en retenerlo, tratará de impedir su boda por todos los medios. (FILMAFFINITY)

Análisis
Inolvidable comedia de Billy Wilder, que constituye ya todo un clásico entre las risas cinematográficas. En uno de sus últimos trabajos, el director adapta una obra de Ben Hecht y Charles MacArthur, que ya había sido trasladada a la gran pantalla en dos ocasiones: “Un gran reportaje” (Lewis Milestone, 1931) y “Luna nueva” (Howard Haks, 1940). En esta ocasión, Wilder tampoco se queda corto.


El anuncio de los títulos iniciales nos introduce de lleno en el contexto periodístico: oficinas de redacción, papeles, máquinas de escribir, imprentas… que trabajan al son de una música amable, simpática. El mundo periodístico se nos muestra así con cierto lirismo, con encanto. Hasta que comienza la historia. Un arranque magnífico nos expone el no tan bucólico trabajo del periodista: un grupo de reporteros jugando al póker mientras esperan que un hombre sea ejecutado. Reporteros cínicos, falsos, groseros y escépticos. Periodistas entre los que destaca Jack Lemon, cuya presentación en el despacho de la redacción saliendo de entre las sombras es increíble. Un hombre sin escrúpulos, a la caza de la noticia, gobernando el periódico desde el teléfono de su mesa. Periodistas entre los que también destaca Walter Matthau, a quien vemos como un tipo salado, alegre y despreocupado; a quien pronto le llegarán las preocupaciones. Preocupaciones marcadas por la busca y captura de un prisionero. ¡Menudo dúo protagonista! ¡Qué dos grandes interpretaciones! Los dos son antagónicos, pero los dos se necesitan. Los dos se detestan, pero a la vez se aprecian, como demuestran los diálogos que recuerdan aventuras pasadas.

A lo largo de la trama, Billy Wilder retrata el mundo del periodismo de un modo mordaz, satírico y con colmillo. ¿Buscan la verdad aquellos reporteros? Vemos sensacionalismo, medias verdades, trucos, exageraciones… y hombres capaces de cualquier cosa por obtener la primera plana. Wilder compone una película de un solo acto. El guión se desarrolla en un solo día, en unas horas que se suceden, de modo continuo. Los cambios de secuencia son delicados, sutiles, tratados con suavidad. ¡Aquello ocurre en tiempo real, prácticamente!



El reportero Wilder
El director, de origen austriaco, trabajó como periodista antes de dedicarse al mundo del cine. Su primer empleo estuvo ligado al periódico austríaco Juranek, y más tarde trabajó como cronista en Berlín, a donde se mudó.
 
Cuando ejercía como periodista, Wilder intentó entrevistarse en su consulta con Freud, que al enterarse de su profesión, le echó a patadas de la consulta. Wilder se vengó parodiando en esta película a Freud, mediante el hilarante secundario Max J. Eggelhofer, psicoanalista que va a hablar con el reo.