Año: 2014
Director: Theodore Melfi
Reparto: Bill Murray, Melissa McCarthy, Naomi Watts, Jaeden Lieberher, Chris O'Dowd, Terrence Howard
País: EEUU
Duración: 105 min
Género: Comedia
Puntuación: *** (Buena)
Sinopsis
Maggie (Melissa McCarthy) es una madre separada que se muda a Brooklyn con su hijo de doce años, Oliver (Jaeden Lieberher). Al tener que trabajar muchas horas, no le queda más opción que dejar a Oliver al cargo de su nuevo vecino, Vincent (Bill Murray), un jubilado cascarrabias aficionado al alcohol y a las apuestas. [DeCine21]
Análisis
Un rayo de esperanza frente a las dificultades de la vida, todo un canto al optimismo. Los problemas, reveses y bofetadas están presentes en el día a día de unos personajes miserables, que a pesar de todo son capaces de gritar un ¡Sí! a la vida y dibujar una sonrisa en el espectador. El film es duro, y no se anda con contemplaciones a la hora de retratar la miseria, en especial la del interior del ser humano, a la vez que en un tono cordial desarrolla las más disparatadas situaciones de comedia.
St. Vincent es Bill Murray, y en torno a él giran todos los elementos del film. A él se acercan todos los personajes, y a través de él también se relacionan entre ellos. El veterano actor lleva el peso de la película realizando una de las mejores actuaciones de su carrera, interpretando a un viejo gruñón, fracasado y solitario. Chapó. Cínico, sarcástico y malhumorado. No necesita del resto de seres humanos, hasta que llama a su puerta el hijo enclenque de su nueva vecina. Un guión trabajado a las mil maravillas despliega sobre la pantalla personajes verosímiles y con quienes uno se puede sentir completamente identificado.
La relación que surgirá entre ambos marcará el desarrollo de una historia de superación y aprendizaje. Porque mucho tienen que aprender los dos, tanto el niño tímido que sufre acoso en el colegio como el gruñón que ha perdido la ilusión por vivir. La casa en donde vive es reflejo de su propio mundo interior: una valla rota, un jardín convertido en un patatal, sin fruto alguno, habitaciones desordenadas... Enseguida percibimos cómo es Vincent. El arranque de por sí es duro, y desarrolla con gran agilidad los primeros minutos del film.
Hay que decir que Murray está secundado por un reparto de categoría. Naomi Watts se luce como prostituta, el niño es encantador, y Melissa McCarthy imprime a la perfección el carácter de madre para sacar adelante una familia. Gran labor de dirección para ser la segunda obra de Theodore Melfi, quien no filmaba una película desde 1999. Para estas Navidades, eso sí, nos ofrece una película entrañable, realista y esperanzadora, que sirviéndose de un lenguaje divertido relata la odisea interior que padecen unos fracasados ante los problemas de esta vida.
¿Qué es un santo?
Es necesario señalar el peligroso tono del film cuando el sacerdote del colegio define el término "santidad". Parece presentarse como la condición de grandes personas que presentan virtudes extraordinarias y realizan buenas obras por sus semejantes y por la sociedad. Pero no debemos olvidar que no siempre es suficiente el "ser una buena persona" para alcanzar la santidad, puesto que tampoco hay que descuidar el trato con Dios. El santo es un modelo propuesto por la Iglesia Católica, para que sirva como ejemplo por cómo vivió durante su relación con Dios y con los hombres. Y por tanto, erraría quien propusiese como santos a las personas que amen a sus semejantes sin cultivar su relación con Dios.
St. Vincent es Bill Murray, y en torno a él giran todos los elementos del film. A él se acercan todos los personajes, y a través de él también se relacionan entre ellos. El veterano actor lleva el peso de la película realizando una de las mejores actuaciones de su carrera, interpretando a un viejo gruñón, fracasado y solitario. Chapó. Cínico, sarcástico y malhumorado. No necesita del resto de seres humanos, hasta que llama a su puerta el hijo enclenque de su nueva vecina. Un guión trabajado a las mil maravillas despliega sobre la pantalla personajes verosímiles y con quienes uno se puede sentir completamente identificado.
La relación que surgirá entre ambos marcará el desarrollo de una historia de superación y aprendizaje. Porque mucho tienen que aprender los dos, tanto el niño tímido que sufre acoso en el colegio como el gruñón que ha perdido la ilusión por vivir. La casa en donde vive es reflejo de su propio mundo interior: una valla rota, un jardín convertido en un patatal, sin fruto alguno, habitaciones desordenadas... Enseguida percibimos cómo es Vincent. El arranque de por sí es duro, y desarrolla con gran agilidad los primeros minutos del film.
Hay que decir que Murray está secundado por un reparto de categoría. Naomi Watts se luce como prostituta, el niño es encantador, y Melissa McCarthy imprime a la perfección el carácter de madre para sacar adelante una familia. Gran labor de dirección para ser la segunda obra de Theodore Melfi, quien no filmaba una película desde 1999. Para estas Navidades, eso sí, nos ofrece una película entrañable, realista y esperanzadora, que sirviéndose de un lenguaje divertido relata la odisea interior que padecen unos fracasados ante los problemas de esta vida.
¿Qué es un santo?
Es necesario señalar el peligroso tono del film cuando el sacerdote del colegio define el término "santidad". Parece presentarse como la condición de grandes personas que presentan virtudes extraordinarias y realizan buenas obras por sus semejantes y por la sociedad. Pero no debemos olvidar que no siempre es suficiente el "ser una buena persona" para alcanzar la santidad, puesto que tampoco hay que descuidar el trato con Dios. El santo es un modelo propuesto por la Iglesia Católica, para que sirva como ejemplo por cómo vivió durante su relación con Dios y con los hombres. Y por tanto, erraría quien propusiese como santos a las personas que amen a sus semejantes sin cultivar su relación con Dios.
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