Filmaffinity |
Año: 2019
Director: Robert Eggers
Reparto: Willem Dafoe, Robert Pattinson
País: Estados Unidos | Canadá
Duración: 110 min
Género: Terror
Puntuación: ** (Regular)
Sinopsis
Una remota y misteriosa isla de Nueva Inglaterra en la década de 1890. El veterano farero Thomas Wake (Willem Dafoe) y su joven ayudante Ephraim Winslow (Robert Pattinson) deberán convivir durante cuatro semanas. Su objetivo será mantener el faro en buenas condiciones hasta que llegue el relevo que les permita volver a tierra. Pero las cosas se complican cuando surjan conflictos por jerarquías de poder entre ambos. [Filmaffinity]
Análisis
Excelente premisa la del joven director Robert Eggers, quien anteriormente solo contaba con una película en su haber, también de terror: «La bruja». Él mismo firma el guion junto a su hermano Max Eggers. Desgraciadamente, no han sabido sacarle todo el partido posible a una premisa excepcional. El escenario de un faro solitario, la isla rocosa, la tempestad, las gaviotas, los secretos, el misterioso pasado de ambos protagonistas… son alicientes que cimentan desde el arranque un escenario agobiante y perturbador, que no termina de explotar. El viejo farero Thomas Wake recibe a un joven ayudante, Ephraim Winslow, y la convivencia entre los dos termina por degenerar desencadenando lo peor de ambos. Planteada la trama, el guion no sabe hacia dónde discurrir. Una tras otra se suceden situaciones absurdas, oníricas, propias de la locura, de la histeria, del olvido, del alcohol, que sí, por supuesto que son propios del género de terror, pero sin un catalizador, sin un nexo común, produciendo una sensación de ralentí por la cual parece no avanzar la trama.
Destaca la puesta en escena, convirtiéndose el faro en un personaje más. El faro es su casa, su trabajo, su prisión, e impone durante el silencio propio de la calma y también durante la tempestad, durante los contrapicados que reflejan su magnificencia y su poder. El faro son sus escaleras y su luz, su carbón y sus piedras. El faro esconde secretos y sabe todo sobre sus protagonistas. Posiblemente las interpretaciones de ambos sean lo mejor de la cinta. William Dafoe está soberbio como viejo lobo de mar, cojeando, brindando, cantando al océano y dando órdenes a su subordinado; del mismo modo, el joven Robert Pattinson actúa muy bien como el callado asalariado que huye de su pasado.
La película está acertadamente filmada en una proporción de 1.19:1, lo cual imprime aún mayor sensación de incomodidad. Junto a ello, la fotografía en blanco y negro -nominada al óscar- transmite esa sensación de postal lejana, inquietante, otorgando frialdad y deshumanización al relato. Un relato, además, acompañado por la potente partitura de Mark Korven, acentuando los sobrecogedores paisajes del faro sobre la isla.
En resumen, un relato desaprovechado. Merece la pena observar el prominente faro sobre las rocas y cómo vuelan las gaviotas a su alrededor, mientras William Dafoe cojea en dirección a vigilar la luz y Pattinson da lustre a la maquinaria. A la media hora de cinta no hay hilo narrativo que valga, es predecible, incoherente y pesado. Una pena.
Destaca la puesta en escena, convirtiéndose el faro en un personaje más. El faro es su casa, su trabajo, su prisión, e impone durante el silencio propio de la calma y también durante la tempestad, durante los contrapicados que reflejan su magnificencia y su poder. El faro son sus escaleras y su luz, su carbón y sus piedras. El faro esconde secretos y sabe todo sobre sus protagonistas. Posiblemente las interpretaciones de ambos sean lo mejor de la cinta. William Dafoe está soberbio como viejo lobo de mar, cojeando, brindando, cantando al océano y dando órdenes a su subordinado; del mismo modo, el joven Robert Pattinson actúa muy bien como el callado asalariado que huye de su pasado.
La película está acertadamente filmada en una proporción de 1.19:1, lo cual imprime aún mayor sensación de incomodidad. Junto a ello, la fotografía en blanco y negro -nominada al óscar- transmite esa sensación de postal lejana, inquietante, otorgando frialdad y deshumanización al relato. Un relato, además, acompañado por la potente partitura de Mark Korven, acentuando los sobrecogedores paisajes del faro sobre la isla.
En resumen, un relato desaprovechado. Merece la pena observar el prominente faro sobre las rocas y cómo vuelan las gaviotas a su alrededor, mientras William Dafoe cojea en dirección a vigilar la luz y Pattinson da lustre a la maquinaria. A la media hora de cinta no hay hilo narrativo que valga, es predecible, incoherente y pesado. Una pena.
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