jueves, 23 de enero de 2020

Los consejos de Alice

"Tras una primera media hora realmente buena va dando palos de ciego, sin saber hacia dónde dirigirse. […] El director amaga continuamente pero jamás se lanza a la piscina"











Año: 2019
Director: Nicolas Pariser
Reparto: Fabrice Luchini, Anaïs Demoustier, Nora Hamzawi, Léonie Simaga, Antoine Reinartz, Maud Wyler, Alexandre Steiger, Pascal Rénéric, Thomas Rortais, Thomas Chabrol
País: Francia
Duración: 104
Género: Drama
Puntuación: ** (Regular)







Sinopsis

El alcalde de la ciudad de Lyon (Francia), Paul Théraneau, se encuentra en una posición delicada. Tras pasar 30 años en política se empieza a a quedar sin ideas y siente que sufre una especie de vacío existencial. Para superar esta adversidad, Paul decide contratar a una brillante filósofa, la joven Alice Heinmann. Entre ambos se desarrolla un diálogo en el que sus respectivas personalidades cambian drásticamente su forma de ver y entender el mundo.  [Filmaffinity]

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Análisis

Este drama político es el tercer largometraje del discreto director Nicolar Parisier, que anteriormente había estrenado -sin pena ni gloria- «La Repúblique» y «El gran juego». La premisa es muy oportuna e interesante: juntar a una filósofa como ayudante de un político para influir en las decisiones de gobierno de la ciudad. El marcado contraste entre los dos resulta acertado: ella es una intelectual y él un hombre práctico, ella es inocente y él se ha curtido en la vida, ella tiene tiempo y él anda con prisas. Desde el inicio, nos adentramos por la puerta del ayuntamiento de la mano de Alice, y junto a ella conocemos poco a poco los ritmos políticos, cómo funciona la maquinaria burocrática, la deshumanización de aquel ambiente y la hipocresía de muchos personajes. Enseguida empatizamos con ella. También con el alcalde, quien no parece un cínico, sino un político más influido por su entorno, acostumbrado a cómo funcionan las cosas.

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La primera parte del filme da bastante juego dramático y se siguen con interés las conversaciones entre Alice y Théraneau. A la palestra salen temas jugosos como la modestia y el ego político, la relación con los medios de comunicación, qué contar y no contar, la esencia de una ciudad, su pasado y su futuro, gente a la que contentar, para quiénes se gobierna realmente o la atención a las demandas ciudadanas. De alguna manera, Alice va adoptando un papel político mientras Théraneau va reflexionando cada vez más las cosas. Queda claro que las letras y la reflexión son incompatibles con el actual ritmo y desarrollo de la política. Destaca una escena en la cual piden a Alice que se lea en su despacho un libro denso recién publicado, diciéndole que apenas cuenta con media hora.

Por desgracia, la película no termina por decidir de qué quiere hablarnos, cuál es su tema. Así, tras una primera media hora realmente buena va dando palos de ciego, sin saber hacia dónde dirigirse. Quizá por el deseo de abarcar demasiados frentes no termina de decidir hacia dónde tirar. Da así la sensación de ser una colección de estampas, porque ninguna de las muchas tramas planteadas se desarrolla con solvencia. Alice genera envidias entre sus compañeros de gabinete, pero no hay quien desee expulsarla y no se pasa de los comentarios. Alice recibe un encargo para sacar adelante un proyecto, pero a las dos escenas se suspende y cambia de tarea. El alcalde no intenta ascender en su partido hasta el último tercio del filme. Y esto por no hablar de la vida personal de ambos. Ocasionalmente aparece un antiguo novio de Alice, luego un tipo que le gusta, después la exmujer del alcalde, y ninguno de ellos tiene repercusión alguna en la historia. El director amaga continuamente pero jamás se lanza a la piscina, escoge no desarrollar ninguna de las tramas. De hecho, ¿qué desea Alice en la vida?

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En cuanto a la política, si bien resultan interesantes los temas de fondo -la reflexión, atender las demandas ciudadanas, evitar los eufemismos…-, puede parecer muy superficial el planteamiento de la política francesa. Quien habla no es un experto en la actualidad y el juego de partidos en Francia, pero la simplista reducción entre la izquierda y la derecha no enriquece precisamente el contenido. Se habla de una izquierda que ha perdido su identidad por alejarse del pueblo -el alcalde es socialista- frente a una derecha que solo habla de orden y riqueza. Más de lo mismo. En fin, en algunos momentos resulta un filme amable y tierno, incluso con gracia, pero uno sale del cine con la sensación de presenciar una oportunidad fallida, de no haber recibido cuanto anunciaba la premisa, de que no vale la pena dejarse aconsejar por Alice.


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